En 1974, Enzo Mari publicó “Proposta per un´autoprogettazione”, manual de autoconstrucción y de libre difusión con una serie de planimetrías de objetos domésticos como mesas de comedor, estanterías, bancas, camas y sillas, accesibles y fáciles de fabricar, permitiendo a personas sin experiencia previa en diseño o carpintería crear sus propios muebles de manera autónoma.
Este compendio se anticipa a la idea de “hágalo usted mismo” y al anglicismo “open design” al dejar liberados los planos y sus instrucciones como forma de acercar el diseño a usuarios sin importar su condición social. Además del aspecto práctico de la construcción de muebles, la propuesta de Enzo Mari, también lleva consigo una carga conceptual y filosófica: bogar por la simplicidad, la funcionalidad y la durabilidad en el diseño, planteando en la “autoprogettazione” una forma de resistencia al consumismo sin conciencia y a la obsolescencia programada. En la actualidad, esta publicación se ha convertido en una guía de culto para muchos arquitectos y diseñadores en todo el mundo.
La reciente apertura del Café TBB en el Teatro del Biobío abre un espacio necesario para fortalecer el programa y la agenda cultural de esta corporación. Más aun cuando los muebles que dan carácter a esta cafetería corresponden al manual de Enzo Mari, en particular la mesa redonda (1123xH) y la icónica silla “Sedia” (1123xP) que aportan una experiencia de diseño previa a la propia experiencia de asistir al teatro.
No es casual que Smiljan Radic haya planteado, como consta en los planos de arquitectura números 123 y 143 del proyecto original del Teatro Bíobio, una cafetería con los muebles de este diseñador italiano. No por antojo sino porque para este arquitecto chileno, Enzo Mari representa genuinamente el espíritu de las vanguardias arquitectónicas y artísticas de los años sesenta, las que pugnaban por un fuerte compromiso político y social del diseño en general.
Interés que se pudo apreciar en la exposición “Cloud´68-Papeles y voces” (Galería Patricia Ready, 2018), 180 piezas gráficas de la colección privada de Radic en torno a uno de los periodos más radicales de la arquitectura del siglo XX, coincidente con el movimiento estudiantil de mayo de 1968 en París. Reuniendo además de una primera edición de la “Proposta per un´autoprogettazione”, obras de Archigram, Constant, Debord, Fuller, Herron, Price y Superstudio, entre muchos otros.
Para Radic, el Teatro Biobío “es una obra que tiene connotación pública, social y política” por lo que el mensaje detrás de este edificio singular es que no solo se trata de una sala de espectáculos, sino también, de un lugar para nuevas experiencias estéticas y de producción de subjetividades, en las que un “paseante/espectador” inquieto puede encontrarse en el foyer con Constant Nieuwenhuys o en el Café TBB con Enzo Mari.