El paisaje arquitectónico y natural que caracterizaba Concepción, desaparece hoy silenciado por unas torres autistas que, como la mala hierba, se apoderan del centro urbano. Visualizando el futuro proyectado por la norma vigente, si multiplicamos en el tiempo los nuevos megaproyectos en desarrollo, como el denominado “Parque Alemán”, no se auspicia un futuro promisorio.El coeficiente de constructibilidad triplica el promedio de ciudades como Madrid, duplicando el área más densa de Barcelona, y sólo encuentra comparación con ciudades como Hong Kong. Si la actual norma española recomienda 75 viviendas por hectárea,el “Parque Alemán” tendrá 900 viviendas por hectárea, sin contar sus oficinas. Con esa densidad, resulta inviable cumplir con las recomendaciones de la OCDE sobre equipamientos, sistemas de transporte y áreas verdes.Este“desarrollo” resulta insostenible en el tiempo.
Calles como la Diagonal, con su acertada remodelación, nos muestran otra “concepción de ciudad”.Comenzando con la singularidad de la Pinacoteca, la calidad de la plaza Perú, su tradicional fachada continua, sus corredores. Alternandola continuidad con edificios aislados, engarzadoscon una torre de oficinas como remate en la esquina con O´Higgins, la antigua Caja de Compensación.Hasta llegaral edificio Tucapel en la plaza de Los Tribunales, con su también acertada remodelación. Este casodemuestra como es posible un desarrollo armónico en el tiempo, donde se conjuga lo peatonal y lo vehicular, la escala doméstica con la institucional, el trabajo con el ocio, el comercio y la vivienda.
La “concepción contemporánea”-de la que los arquitectos resultan meros dibujantes- fue proyectada por la normativa del Plan Regulador, y auspiciada por las autoridades que la siguen amparando. Afortunadamente, son los ciudadanoslos que empiezan a alzar la vozcontra la indiferencia de una norma que pareciera pensada para los intereses de la promoción inmobiliaria.
Es viable aunar un desarrollo urbano a una escala sosteniblecon el beneficio inmobiliario, existen ejemplos contemporáneos notables.Recordemos que el valor del suelo también lo proyecta la norma, y su urgente corrección a nadie dejará indiferente.Esperemos que las Escuelas de Arquitectura y el Colegio de Arquitectos se pronuncien con claridad, “quitacetconsentirevidetur si loquidebuissetacpotuisset”.
Rubén Muñoz Rodríguez, Arquitecto
Doctor en Historia, Teoría y Composición Arquitectónica
Profesor Escuela de Arquitectura UBB