Las bolas de acero para molienda y la sobretasa arancelaria que se espera grave su importación, tiene en vilo la continuidad de la siderúrgica Huachipato, y con ello miles de trabajos directos e indirectos. Sin embargo, en otros casos, las salvaguardas impositivas solo permitieron ganar tiempo para el despliegue de estrategias, tácticas y gobernanzas destinadas a comandar, lo que parece ser, la inevitable desindustrialización que experimentan las áreas metropolitanas a medida que se consolidan como tal. En pocas décadas Ciudad de México y su fuerza laboral industrial, paso del 50% a un 13%, Berlín a un 10%, Londres un 6%, y Nueva York un 4%.
En este escenario, sería políticamente oportunista culpar al gobierno de turno de la actual crisis de Huachipato, máxime, hace más de una década que venimos escuchando a sottovoce los problemas de la siderúrgica, y presenciando el cierre de las industrias que alguna vez le dieron origen a la metrópolis penquista.
Para la gran mayoría, Bilbao se reconoce por el Museo Guggenheim Bilbao, icono de una transformación que está lejos de sustentarse en este singular edificio. Hagamos un poco de historia. En 2016 cierra una de las ultimas acereras de Bilbao, terminando con una decadencia arrastrada desde 1996, cuando declaró su quiebra Altos Hornos de Vizcaya, la más grande y longeva siderúrgica del País Vasco. Sin embargo, años antes, activos y locales agentes técnicos, políticos y autoridades públicas, conscientes de los cambios que se avecinaban en la geografía del acero, fraguaron lo que en 1992 se llamó, Bilbao Ria 2000, sociedad pública intersectorial dedicada a la transformación urbana y productiva del Bilbao metropolitano.
Bilbao Ria 2000, sigue contando con un decidido apoyo estatal, manteniendo una gobernanza público-privada, conformada por sectorialistas estatales, industriales, empresariado e instituciones del conocimiento, como universidades y centros de formación. Los que, apalancando importantes y extraordinarios recursos no estructurales, han apoyado el emprendimiento y la innovación local, al tiempo que transformaban de manera significativa la metrópolis y sus espacios, reconociendo la sinergia y dialéctica entre espacio construido y espacio productivo ¿resultó? En la actualidad el País vasco sigue teniendo actividad industrial, pero se ha diversificado hacia el comercio, turismo, fianzas y servicios de apoyo a la producción, superando en el 2022 el PIB de España (30.320 euros), con la no despreciable cifra de 35.832 euros per cápita.
En este caso, y no exenta de problemas, se dio una aceptable transición productiva, y hoy Bilbao es una metrópolis reconocidas por su calidad de vida, parques, espacios públicos y equipamientos destinados a la cultura, deporte y conocimiento, con un frentes de agua (Plan Maestro de Abandoibarra) que es postal ineludible de su transformación económica y factor clave de ello. Expresión material de activas y vaso-comunicantes redes de actores locales, participes de una gobernanza urbana, que, surgida desde lo local, trascendió los gobiernos de turno, destinando tiempo y recursos extraordinarios para la diversificación económica y transformación urbana.
Entonces, más allá del reconocimiento a los esfuerzos realizados ¿qué haremos si se autoriza la sobretasa arancelaria? ¿vanagloriarnos de lo logrado y no hacer más? La experiencia comparada nos dice que; glosas presupuestarias especiales, programas supra-sectoriales con gobernanzas público-privadas que apoyen el emprendimiento e innovación endógena y una transformación urbana de gran escala, son piezas que solo en su coordinación y conjunto, y empujadas por potentes liderazgos locales, pueden producir sinergias necesarias para construir una metrópolis diversificada y por lo mismo resiliente a los cambios productivos que más temprano que tarde transformaran nuestra metrópolis.