El arquitecto Dr. Cristián Berríos Flores, docente del departamento de Diseño y Teoría De La Arquitectura, presenta su columna titulada: Déficit urbano: altura, densidad y ciudad habitable. Publicada en Diario El Sur el domingo 10 de agosto.

Se ha instalado en Concepción una discusión necesaria sobre la altura de los edificios y su relación con la trama urbana. El debate no debe simplificarse en términos binarios entre torres desmedidas y conservación a toda costa, sino abrirse a una reflexión más profunda sobre cómo construimos ciudad, con qué fines y para quién.

Concepción necesita crecer, pero ese crecimiento no puede seguir expresándose en la expansión ilimitada de su perímetro urbano. Cada nuevo loteo en los bordes trae consigo más pavimento, más infraestructura costosa, más autos y menos ciudad. La dispersión urbana ha erosionado nuestra cohesión social y ha vuelto más difícil el acceso equitativo a servicios, trabajo, salud y educación. Esta fragmentación del tejido urbano genera inequidad y debilita el sentido de comunidad.

Edificio Usos Mixtos Barros Arana esquina Serrano de Concepción. Imagen del arquitecto Mg. Francisco Galindo. Docente del Departamento de Diseño y Teoría de la Arquitectura.

Una densificación equilibrada y planificada en el interior de la ciudad es parte de la solución. Para ello, es clave encontrar una altura razonable que permita aumentar la densidad sin romper la escala de la ciudad. En zonas adecuadas —con buenos anchos de calle, acceso a transporte, servicios y áreas verdes— edificios de hasta 12 pisos, combinados con otros de 4 a 5 pisos, permiten una mixtura urbana que renueva el entorno sin producir efectos de sombra ni congestión. No se debe olvidar que los cíclicos terremotos marcan el devenir de esta ciudad; y aunque Concepción ha demostrado ser una sociedad resiliente, más vale acordar alturas razonables que equilibren un desarrollo económico vigoroso con la consolidación de una ciudad identitaria, capaz de dar continuidad a su memoria arquitectónica y urbana.

Esto no solo responde al déficit habitacional: puede impulsar modelos de vivienda tutelada para adultos mayores, nuevos formatos para hogares unipersonales o comunidades organizadas, y, sobre todo, acercar a las personas a las oportunidades del centro urbano. Renovar la ciudad desde dentro es también hacerla más caminable, más viva, más justa.

Construir hacia arriba, con criterio y sensibilidad urbana, es también una manera de no seguir construyendo hacia los bordes. Y en esa elección se juega buena parte del futuro de nuestra Concepción.