Para comprobar sus teorías sobre la luz, Aristóteles construyó la primera cámara oscura de la que se tiene conocimiento. Para Leonardo da Vinci, este instrumento óptico era el puente entre la ciencia y el arte. Posteriormente, el término será acuñado por el astrónomo y matemático Johannes Kepler en 1604, estableciendo las bases para el desarrollo del telescopio y la fotografía.
En la actualidad, artistas y arquitectos han reinterpretado este instrumento óptico convirtiéndolo en una pieza arquitectónica con el fin de alterar la perspectiva de las cosas o la forma en que percibimos nuestro entorno. Algunos ejemplos internacionales son la Casa polifónica, una cúpula poliédrica con veinticinco cámaras oscuras, de Olafur Eliasson, o la Cámara oscura temporal en un campo de refugiados en el Sahara Occidental por la artista Nilufar Nuthall.
En Concepción, destaca el trabajo de Nicolás Sáez -un “arquitecto que hace fotografía / fotógrafo que hace arquitectura” como se define- quien desde hace un tiempo ha explorado en la simbiosis entre arquitectura, arte y fotografía, materializando cámaras oscuras habitables en distintas ciudades del país. Algunas de sus creaciones, ampliamente difundidas, incluyen Muyu (2017), Aiwiñ (2018) y Üdwe (2021).
Muyu, Cámara circular (2017) ubicada en Atacama, estructura radial de marcos prefabricados de madera, construida para el Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura (ELEA). Su objetivo era proporcionar una experiencia significativa en torno al desierto y la cosmología andina. Por otro lado, Aiwiñ. Cámara mirador (2018) en Caleta Los Morros, Coliumo, se presenta como una pequeña atalaya de madera frente al mar. En su interior, proyecta la imagen invertida de la caleta. Lamentablemente, debido a descuidos administrativos, no se puede visitar. Finalmente, Üdwe, cámara calma (2021), pronto a construirse en la Universidad del Bío-Bío es un cilindro truncado de CLT (madera contra laminada) permitirá a los visitantes sumergirse en una experiencia contemplativa del campus.
Para Sáez, la cámara oscura, ya sea utilizada de manera literal o como símbolo, constituye una plataforma artística para explorar la relación compleja entre la realidad, la representación y la interpretación, desafiando a la mirada crítica a explorar las capas más profundas de la percepción visual. Siendo una herramienta que invita a una mirada más pausada y que sirve como un recordatorio de la importancia de desacelerar, observar con atención y cuestionar la autenticidad de lo que percibimos en un mundo saturado de imágenes manipuladas. Por otra parte, la experiencia espacial de una cámara oscura es única y reveladora, transformando un espacio arquitectónico en un lienzo vivo.
En quechua, “muyu” significa círculo o redondez; en mapudungun “aiwiñ” se traduce como mirar tu sombra, y “údwe” expresa calma absoluta. A veces, como sugiere Sáez a través de estas palabras ancestrales, entender las cosas implica darles una vuelta, volver a situarnos y mirarlas de nuevo.