Emplazado en la Región de los Ríos, cerca de su capital, Valdivia, el Gobierno Regional de los Ríos, ha adquirido 40 Hectáreas, donde espera construir, con los lineamientos y propuestas que el Laboratorio de Estudios Urbanos (LEU) genere, el primer Centro de Innovación Colaborativa Silvoagropecuaria del país. 

La misión es transformar este Centro y su Campus en un hub de conocimiento, innovación y aceleradora de negocios silvoagropecuarios, contando para ello con socios estratégicos como la Universidad Austral de Chile, la Fundación para la Innovación Agraria, ANID, el Gobierno regional de los Ríos, el Ministerio de Energía y de Agricultura, entre otros.

Aaron Napadensky, Director del Laboratorio de Estudios Urbanos, y director del proyecto, comenta lo relevante de la iniciativa y las sinergias que hicieron de la propuesta, un plan competitivo y atractivo al Gobierno Regional. Para ello, y como suele ser la dinámica, el LEU se asoció con otros académicos de nuestra universidad, con profesionales y estudiantes de nuestra casa de estudios. 

Así, la propuesta cuenta con el Dr. Alexis Pérez, quien estará a cargo de la estrategias de eficiencia energética y uso de Energía renovables no Convencionales (ERNC),el Dr. Javier León, a cargo de los procesos de participación ciudadana, Patricio Pellet, del área ambiental, los arquitectos de la universidad del Biobío, Jorge Sáez, a cargo del área arquitectura y coordinación de informes, Ignacio Sáez, de 2/3,  quien hará los registros gráficos del proceso, y las alumnas y exalumnas cote Ugarte y Arceli Carrillo, entre otros. Además, y como siempre, Lilian Lagos, Juan Espinoza,  Miguel Yáñez y Mario Vial, a cargo de la gestión del proyecto, desarrollo cartográfico y landing comunicacional. 

El profesor Napadensky comentó lo pionera de una iniciativa que, en sus palabras, va por el camino correcto, buscar y construir espacios de convergencia entre academia, actores productivos, instituciones públicas y sociedad civil, es imprescindible en una economía marcada tanto por los desafíos que impone el paradigma de la sostenibilidad, como por la constante y necesaria innovación. Sin embargo, el proyecto nos impone un doble reto, por una parte proponer una ordenación del campus de innovación colaborativa, sensible y armoniosa a las preexistencias medioambientales y las potencialidades que nos regala para la autogeneración energética. Y por otra, el diseñar lineamientos edificatorios y arquitectónicos que propendan al bajo consumo energético.

Finalmente el profesor Napadensky comenta que de este modo, la Universidad del Biobío sigue reivindicando un compromiso con el desarrollo sostenible de la macrozona sur y sus sistemas urbano intermedios, compromiso que está lejos de agotarse en sus fronteras regionales.