Egresada de la Escuela de Arquitectura de nuestra facultad y Doctora en Arquitectura y Patrimonio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid ETSAM -UPM, la Dra. María Dolores Muñoz Rebolledo es una de las precursoras en materia de estudios sobre patrimonio chileno, lo que le valió el reconocimiento en cuatro oportunidades en las Bienales de Arquitectura por diseño urbano, de vivienda y publicaciones, respectivamente.
Tras obtener el Premio Manuel Moreno Guerrero del Colegio de Arquitectos de Chile, en honor a su trayectoria y a su aporte a la arquitectura nacional, la ex docente afirma que este reconocimiento tiene dos significados relevantes: “En primer lugar, tiene relación con el nombre del premio, que corresponde al arquitecto Manuel Moreno Guerrero, de dilatada trayectoria profesional en diferentes campos, en especial del rescate del patrimonio moderno. Se tiene a veces la idea que el patrimonio es algo histórico o antiguo, que entre más lo sea es más valioso. Entonces esa mirada de él, enriqueció mi formación patrimonial, por lo que el premio para mi tiene ese valor de reconocer el trabajo de un arquitecto, que desarrolló una obra relevante como investigador”.
“En segundo lugar, sobre el tema del patrimonio, para mí siempre ha sido un gran aliciente en mi trabajo docente, en las investigaciones que he realizado y trabajos profesionales. Me he dedicado al tema patrimonial desde que me recibí, siempre tuve la inquietud por la historia de la arquitectura y la teoría”, asegura la arquitecta.
La profesional tuvo la confirmación oficial de este premio dos días antes de la ceremonia (25 de agosto), por lo que tuvo que comunicarle a la organización que no alcanzaba a asistir, de esta manera se le dio la posibilidad de enviar un saludo vía remota. En aquel mensaje, María Dolores dio sus impresiones sobre el significado del premio, por el nombre de la persona y lo que ha sido el patrimonio en mi formación como persona y profesional.
“También hice un alcance en que nuestro Chile, siendo un país tan diverso, se van manifestando diversas formas de patrimonio, que tienen que ver con las condiciones naturales, con el relieve y la existencia de determinados recursos pero por sobre todo por las diferentes culturas que se van manifestando y consolidando en cada una de las zonas de Chile”, comenta.
Tras conocerse la noticia del premio, la ex docente recibió diversos saludos de ex alumnos y afirma que ha sido un momento especial desde lo afectivo. “Me han llegado mensajes de estudiantes que ahora son colegas, que han tenido trayectorias profesionales destacadas, por lo que uno siente orgullo, ver como ellos se han desarrollado a nivel profesional. Más que conocimientos teóricos, es amor por la profesión. Considero que ser arquitecto conlleva una gran responsabilidad social porque las cosas que hacemos los arquitectos quedan ahí visibles tangibles, la arquitectura no es desechable, queda en el paisaje”.
Sobre ese sentido de responsabilidad, la doctora confiesa que lo aprendió de sus profesores. Ella recuerda con cariño a Rodolfo Oyarzun, en su asignatura de Historia de la Arquitectura, en que aprendió la responsabilidad y el amor por la arquitectura. También Jorge Harris, que fue su profesor de taller, Roberto Goycoolea, enseñando la arquitectura con una gran altura técnica, filosófica, Hilario Hernandez que le metió el bicho del desarrollo de la arquitectura a escala territorial. En ese tiempo, recuerda que, más allá de los desafíos tecnológicos, había un inmenso amor por la arquitectura, que todos sus profesores transmitían.
María Dolores Muñoz aprovechó esta entrevista para entregar su punto de vista sobre la arquitectura actual, donde manifiesta que la Arquitectura de todas las épocas tienen ejemplos notables. “Yo no pienso que la arquitectura antigua es menor que la presente, hay otra realidad. Por un lado, hoy hay más recursos tecnológicos para desarrollar arquitectura, entonces hay una cierta facilidad que la tecnología nos permite que dan soluciones eficientes, pero los problemas humanos que hay detrás de la arquitectura, siguen siendo los mismos: Problemas de identidad, que la población se sienta cómoda en un lugar las ciudades tienen que seguir siendo acogedoras”.
Continua: “Antes las metodologías eran con calma, hoy hay vorágine tomando posiciones muy rápidas, que no da para la reflexión. Antes teníamos menos instrumentos, pero pensábamos con más calma, hoy las ciudades cambian rápido. Las generaciones jóvenes se atreven a incursionar en cosas nuevas, no hay ningún temor en ser originales y eso a veces puede llevar a soluciones que a lo mejor no se comprenden claramente. No creo que la arquitectura de hoy sea mejor o peor, son contextos distintos y desafíos, lo básico es mantener respeto hacia los demás y que la arquitectura sea continuadora de lo que necesita la sociedad”.
Asimismo, Dolores Muñoz asegura que nuestra ciudad de Concepción es una ciudad que ha tenido un proceso parecido a otras ciudades. “Tenemos arquitectura estupenda que se desarrolló con apoyo de los ciudadanos, aunque los arquitectos no fueran de Concepción, pero venían con sus obras y eran observadas analizadas y aprobadas y se construían. Lo que ocurre ahora es que muchas veces la arquitectura viene desde afuera, no sólo porque los arquitectos vienen de afuera, sino que muchos de ellos se formaron en las Escuelas de Arquitectura en Santiago porque no había escuela en Concepción”.
La profesional reflexiona que hoy en día la ciudad ha perdido un poco el control y muchas veces las decisiones sobre lo que se construye y dónde no se toman en la ciudad, independiente si los arquitectos son de Concepción o no. Hay influencia externa y el centralismo, se manifiesta también en eso.
“Muchas decisiones de Concepción se toman en Santiago, por lo que se debe dar oportunidad a los ciudadanos para decidir qué tipo de arquitectura desean, avanzar en el derecho a decidir sobre la ciudad que quieren”, concluye la arquitecta.