El Dr.  Héctor Guillermo Gaete Feres, Ex rector y académico  de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de nuestra casa de estudios, nos presenta la siguiente columna en que ofrece un interesante análisis sobre la relación entre la escasez de recursos y el centralismo:

Ciudad y pandemia: ¿Qué cruje cuando cruje?

En las situaciones límite, en el borde, siempre se revelan las virtudes y carencias, las vulnerabilidades y las fortalezas; porque allí emerge lo esencial, lo cierto, lo que constituye la base real sobre la cual apoyarnos. No lo que está en la superficie derivada de nuestras percepciones y que construyen, en general, los sistemas de creencias y el marketing. Ese marketing vacío de contenido, ese que se apoya en el paradigma cínico que involucra la frase “El lenguaje construye realidades” porque es el pensamiento, es el sistema de ideas el constructor; siendo, el lenguaje, sólo su primera realidad.

Frente a situaciones limite como los terremotos, tsunamis, golpes de Estado, pandemias, entre otras catástrofes que registra nuestra historia; es la realidad sin disfraces la que cruje, la que se hace evidente y en la contingencia por el coronavirus ¿qué es lo que cruje en la ciudad?, ¿qué es lo que cruje en la administración y gestión del urbanismo?

Hay dos evidencias esenciales. Por una parte, la escasez de recursos de todo tipo y la falta de coordinación entre sistemas administrativos históricamente estancos, reacios al diálogo y la colaboración; y, por otra, el asfixiante centralismo imperante. Por cierto, es muy evidente lo primero, aunque lo segundo, oculto convenientemente en las sombras.

El centralismo, acentuado por el modelo económico ultra neoliberal dominante, con un Estado jibarizado, reducido irresponsablemente a su mínima expresión, constituyen la causa esencial de las vulnerabilidades y la precariedad que se evidencia en la pandemia. Desde Punta Arenas, Chillán, Caleta Tortel, San Pedro de la Paz, Hualpén, entre otros territorios; nuestros compatriotas ruegan a La Moneda en Santiago, por recursos, y para tomar decisiones como la cuarentena o la barrera sanitaria. Mientras tanto nuestras autoridades locales, carentes de atribuciones, languidecen con impotencia frente a las demandas y presiones ciudadanas.

Las áreas urbanas, desde el nivel metropolitano al villorrio, miran al centro, al poder del centro, a los recursos del centro, ante la inoperancia del centro, ante la miopía del centro; a ese no-lugar que decide con poca o nada de información de los territorios lo que sería bueno y oportuno para esos territorios, para esos verdaderos lugares donde vive, trabaja, goza y sufre el ciudadano.

¿Caminos de solución?, varios complementarios: políticas públicas urbanas pertinentes a los territorios impulsadas por un Estado fuerte descentralizado, gobiernos metropolitanos que faciliten la coordinación supra-comunal, gobiernos regionales autónomos con autoridades decididas en los territorios.

Chile será descentralizado o no será desarrollado.

Fotografía de Nicolás Sáez