Distancias, esperas, temores, incertidumbres, recuerdos, movimientos conscientes o quizás no, acciones que transmiten sensaciones que se instalan ante miradas desconocidas y que nos invitan a iniciar nuestros propios viajes, movilizando los tiempos en que aparentemente hemos permanecido detenidos.
Pandemia en movimiento busca al individuo en la ciudad, desde una mirada personal e introspectiva, iniciando su recorrido en aquel lugar íntimo y sublime que representa la vida para una mujer, mientras se está en la dulce espera; siempre inserta en un confinamiento ineludible, aprendiendo nuevas formas de abrazar, en este caso a través de los cristales de un lente, sobre un vehículo en constante movimiento, aquellos fragmentos de días aciagos que confluyen en unión y cercanía con la ciudad.