Frente a la Plaza Mayor Isabel Riquelme con sus árboles añosos de majestuosa altura, verá una explanada que cruza hasta la citada plaza. Esa planicie, proyectada por el arquitecto Carlos Martner, es la parte principal del Parque Monumental Bernardo O´Higgins Riquelme, lugar diseñado para ser un espacio de reuniones, denominador común de todas las manifestaciones de índole ciudadano. La corona de este parque es una obra monumental, no sólo por el tamaño, sino también por la materialidad y por el guion de ésta, hago referencia al mural de piedra diseñado por la artista María Martner, hermana del proyectista principal y amiga personal de Pablo Neruda, quien, además, escribió para ella el poema “Piedras para María”.
María Martner nació un día 26 de noviembre de 1922. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Santiago con los escultores Gregorio de la Fuente, Julio Antonio Vásquez, y la escultora Lily Garafulic, entre otros. Al trasladarse a Valparaíso continua en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar donde tuvo clases con el maestro Carlos Hermosilla. La artista nunca quiso dar tributo a ninguna manifestación artística más que al muralismo, de hecho ella misma señaló sobre su trabajo lo siguiente “mis murales empiezan en el momento que visité las canteras y asistí a una tronadura en que estallan las piedras en todas direcciones y en las formas más diferentes y fantásticas, o cuando en una solitaria playa de los alrededores de Valparaíso o Isla Negra veo de pronto relucir como gota alguna ágata, un cuarzo o un jaspe pulido por el permanente trabajo del océano. Recojo lo que me gusta, lo llevo a mi taller, a veces con gran esfuerzo pues en ocasiones hay que subir acantilados y por fin agruparlos por colores y formas. Aquí no cabe la improvisación, ni la instantánea inspiración, sino, un trabajo constante, una férrea voluntad hasta llegar a lo deseado”.
Un hecho que pareciera anecdótico, es que Martner y su familia cohabitaban “La Sebastiana” junto a Pablo Neruda, aunque más bien éste último era quien, debido a sus compromisos como diplomático, visitaba aquella casa cuando estaba en Chile. La ambientación y decoración estaba a cargo de la artista, quien recibía recomendaciones a través de cartas y envíos que realizaba el poeta.
Las regiones de Valparaíso, Metropolitana, Biobío, los Ríos y Ñuble son quienes albergan parte de su obra muralista, pero es en Chillán Viejo donde tenemos el gran honor de poseer su obra más monumental, con seis metros de alto y sesenta metros de largo, su construcción fue todo un desafío. En poco más de dos años y realizando continuos viajes en su “Citroneta” desde Viña del Mar hasta Chillán, fue que se topó con un gran paro de camioneros en octubre de 1972, intuyó que algo terrible venía por lo que tuvo que apresurar la finalización de este mural.
La idea y proyección de esta obra surge del reconocimiento a la vida de O’Higgins por parte del Instituto O´Higginiano de Chillán, liderado por el periodista Alfonso Lagos Villar. Los trabajos se iniciaron bajo la segunda presidencia de Carlos Ibáñez del Campo continuando los gobiernos de Jorge Alessandri, Eduardo Frei y logrando finalmente el objetivo bajo la presidencia de Salvador Allende.
La expresión sensible de cada piedra, recolectada desde toda la región de Ñuble, otrora provincia; expresa no sólo la materialidad, sino todo un acervo que es testimonio tangible del tiempo y su incalculable valor estético. De aquella contribución ancestral, sólo las piedras que dan forma a los caballos fueron traídas desde las canteras de La Calera y cuyo labrado fue en el taller que la artista poseía en el sector de Reñaca, región de Valparaíso.
El artista y maestro ñublensino, Baltazar Hernández, señaló que la técnica elegida por Martner fue una de las más complejas de trabajar, un muro de tal magnitud requería no sólo conocimiento de la piedra, sino también maestría en el montaje, este proceso fue responsabilidad del maestro mayor, don Manuel Soto, capataz que acompañó a Martner en casi la totalidad de los proyectos que realizó.
En el mural, el que se divide según su composición en tres partes, narrada de izquierda a derecha, es un ejercicio de lectura a través de la biografía del prócer de la patria. En el primer tercio se aprecia su infancia y momento como campesino; en el segundo tercio su lucha por la liberación e independencia de Chile y finalmente en el último tercio se aprecia su vida como director Supremo de Chile, según la artista en este mural, a modo de síntesis se deja testimonio de la vida de O´Higgins para ser apreciada por ésta y futuras generaciones.
Este mural precisamente, que, a diferencia de otras obras de la artista, está en casi inmejorable condición, ha sobrellevado el terremoto de 2010 y un sinnúmero de otras manifestaciones climáticas, por ello existe un plan de mantenimiento y conservación por parte de la Municipalidad de Chillán Viejo, donde han comprometido su apoyo instituciones públicas y privadas, ciudadanos y ciudadanas en pro de resignificar este lugar como un lugar de memoria.
El mural de Chillán Viejo, es monumento nacional según decreto Nº 536 (2015), pero es en este 2023, el año de la conmemoración de los cincuenta años de la dictadura militar, donde sólo meses antes de este forzoso hiato a la democracia, se inauguraba un 25 de febrero de 1973 el mural con el anhelo de ser un espacio de reunión y contemplación para toda aquella persona que cree y viva la libertad.
La destacada muralista María Martner y a sus espaldas su obra en el Parque Monumental Bernardo O’Higgins. Fuente sitio Municipalidad de Chillán Viejo