La palabra “paraninfo” se utiliza para designar el salón de actos de algunas universidades donde se celebran eventos importantes, como ceremonias de titulación, conferencias y clases magistrales. En la Universidad del Bío-Bío, el Paraninfo no solo es un espacio de eventos significativos o culturales, sino también uno de los primeros ejemplos y poco conocidos de arquitectura en madera laminada en Chile.
Diseñado por la oficina de Alejandro Durán en 1972, quien fuera fundador, junto a otros reconocidos arquitectos de Concepción, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Técnica del Estado (hoy UBB) en 1969 y discípulo cercano de Alberto Cruz, mentor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso (UCV), el Paraninfo representa una síntesis entre tradición e innovación.
Se trata de un aula semicircular con asientos dispuestos en filas escalonadas para 150 personas. Su diseño combina una planta rectangular con un cuarto de círculo, logrando así maximizar la funcionalidad del espacio. Esta disposición genera una tensión visual que converge en el proscenio, acentuada por una estructura de cuatro marcos laminados de pino insigne. Los planos curvos laterales, revestidos en madera horizontal, aportan carácter y resaltan el vigor geométrico del aula, subrayando la coherencia espacial de este pequeño edificio.
Esta propuesta no solo destaca por su simplicidad y rigor, sino también por cómo sintetiza la tradición de técnicas, materiales y principios de diseño inmanentes a la arquitectura, reinterpretándolos desde la región del Biobío. Comprometida con la innovación, utiliza una estructura de madera laminada y costaneras prefabricadas, técnicas innovadoras en la época, aportando flexibilidad y una solución estructural avanzada.
La propuesta formal del Paraninfo evoca la práctica fundacional y el pensamiento constructivo de la UCV, una de las fuentes de la formación de generaciones de arquitectos en Concepción. Además, este pequeño edificio no solo ilustra cómo la madera puede ser utilizada de manera innovadora y efectiva en la arquitectura, sino que también se alinea con el desarrollo de la industria regional de su tiempo. Cabe destacar que el primer edificio de madera laminada en Chile, el Aserradero Experimental de la Universidad Técnica del Estado, se construyó en Concepción en 1964. Por lo tanto, ambos se inscriben dentro de un proyecto educativo nacional -la ex UTE- que buscaba consolidar el desarrollo de la industria y de la educación superior en el país.
Hoy, es claro que la arquitectura en madera tiene el potencial de liderar el camino hacia una construcción más responsable y consciente, contribuyendo significativamente a un mundo más sostenible y equilibrado frente al cambio climático. En este sentido, el Paraninfo de la Universidad del Bío-Bío, construido hace más de cincuenta años, no solo es testimonio de su época, sino que también ejemplifica el compromiso que la arquitectura debe tener con la innovación y la excelencia, siendo un modelo de estas prácticas.