La construcción aditiva, también conocida como impresión 3D de edificaciones, está emergiendo como una tecnología innovadora que promete revolucionar la industria de la construcción. Se espera que transforme la forma en que se diseñan y construyen las viviendas, impactando en la sustentabilidad, la eficiencia y la creatividad. Esta tecnología se basa en el uso de robots o impresoras 3D enormes que depositan capas sucesivas de material de construcción, particularmente hormigón, para construir estructuras complejas de manera automatizada, ofreciendo una serie de ventajas sobre los métodos de construcción tradicionales.
Una de las principales ventajas de la construcción aditiva es su capacidad para permitir diseños arquitectónicos altamente creativos. Las impresoras 3D pueden crear formas y estructuras complejas que serían difíciles o imposibles de lograr con métodos tradicionales, lo que permite una mayor libertad para experimentar con diseños innovadores. En ese sentido, permite una forma de “industrialización personalizada” al ofrecer la capacidad de producir componentes y productos adaptados a necesidades específicas de cada cliente o proyecto. Mientras que la industrialización modular y seriada se centra en la producción en masa de productos estandarizados, la construcción aditiva abre la puerta a la personalización en masa, donde cada producto puede ser único y adaptado a las necesidades individuales.
Otro beneficio de la construcción aditiva es su capacidad para agilizar el proceso constructivo, lo que resulta en una reducción significativa tanto en los tiempos como en los costos asociados a la construcción. La capacidad de imprimir estructuras de forma precisa y controlada permite minimizar la cantidad de materiales utilizados y evitar el exceso de residuos, lo cual no solo tiene un impacto positivo en términos ambientales al reducir la huella de carbono y la generación de desechos, sino que también contribuye a la optimización de recursos y ahorro económico.
Sin embargo, la construcción aditiva de viviendas aún enfrenta desafíos significativos, incluida la falta de regulaciones y estándares de construcción específicos, la disponibilidad limitada de materiales de construcción adecuados, la necesidad de desarrollar técnicas de diseño y modelado avanzadas para optimizar el comportamiento estructural en lugares sísmicos, y para mejorar el desempeño térmico.
En Chile, esta tecnología está avanzando rápidamente con la adquisición de una impresora 3D de gran escala que se instaló recientemente en el Laboratorio de Prototipado Experimental (PEP Lab) del Centro de Investigación en Tecnologías de la Construcción (CITEC UBB) de la Universidad del Bío-Bío. El pórtico de 5m x 9m x 12m permitirá imprimir volúmenes de forma continua hasta 3,5 m de altura, 6,5 m de ancho y 9 m de longitud. La UBB posee experiencia en el área, ya que desde hace 5 años se ha investigado en construcción aditiva en hormigón con un robot industrial, avanzando en aspectos de diseño arquitectónico y desarrollo de materiales apropiados. Se espera promover la industrialización de viviendas impresas 3D en el país, atendiendo los desafíos estructurales y de calidad constructiva a través de la investigación y desarrollo.
También es importante desarrollar normativas y estándares de construcción específicos para la construcción aditiva en países sísmicos, así como establecer procesos de certificación para garantizar la calidad de las estructuras impresas en 3D.
La construcción aditiva de edificaciones tiene el potencial de transformar radicalmente la forma en que se diseñan y construyen viviendas en todo el mundo. El déficit de viviendas en Chile, incrementado por los recientes incendios, requiere avanzar en industrialización eficiente y rápida, donde la construcción aditiva ofrece el valor agregado del diseño arquitectónico creativo, diverso y personalizado.