Diagonal Pedro Aguirre Cerda de Concepción. Fotografía cedida por el Dr. Sergio Baeriswyl Rada.
El  Dr. Sergio Baeriswyl Rada académico del Departamento de Planificación y Diseño Urbano de nuestra facultad, nos presenta la columna titulada Concepción: ¿ciudad para las personas? “. Publicada en Diario El Sur el domingo 24 de julio  del presente año.

El estallido social y luego la pandemia han sido golpes muy duros para las ciudades, especialmente para sus centros históricos. Ambos sucesos y en particular la pandemia han llevado a reflexionar y cambiar las formas tradicionales de hacer las cosas en la ciudad y en sus espacios públicos. En la actualidad, la mayoría de las ciudades que admiramos por su seguridad, calidad de vida o por su belleza, han tomado la decisión de cambiar el paradigma del automóvil y poner en el centro de las políticas públicas al peatón.  Esto no es un capricho de los urbanistas, como se nos decía hace algunos años. Las ciudades han aprendido que deben privilegiar, ante todo, a las personas que se desplazan a pie, quienes necesitan mayor seguridad, mayor comodidad, no solo porque es más sustentable, sino porque devuelve a la ciudad su humanidad.

 Sin embargo, recientemente fue anunciada la concesión de 2000 parquímetros para las calles del centro de la ciudad Concepción, lo que pone en duda cuánto realmente hemos aprendido luego de las experiencias recientes. La decisión parece ser irreversible y es un duro golpe para quienes miramos la ciudad con la esperanza de sustituir progresivamente los estacionamientos de las calles por: veredas más anchas; nuevos bulevares; paseos o pequeñas plazoletas; ciclovías o simplemente espacio para la arborización o la instalación de mobiliario urbano.

 Es cierto, que las cifras de crecimiento del parque automotriz en Chile son alarmantes, sólo el año pasado éstas se incrementaron un 60,6% respecto del año anterior.  Sin embargo, el espacio público es un recurso finito y las calles seguirán siendo estrechas e insuficientes frente a una enorme demanda de usuarios motorizados. Todos tratarán de competir cada día por su derecho al uso de las calles y sin una regulación oportuna, esto será una batalla cada día más agresiva y más violenta hasta el punto de transformar la congestión en un espacio del caos.

 Evitar este problema es muy difícil, pero la experiencia internacional exitosa demuestra que esto es posible cuando se definen prioridades y estas deben ser siempre en favor de las personas que se desplazan a pie, los ciclos, el transporte público, la logística, luego los automóviles particulares y sólo al final los estacionamientos, en ese orden. A esto se le llama en el mundo entero la “pirámide invertida de la movilidad” que posiciona hoy al peatón en la cima de la movilidad y no al automóvil.

La recuperación del centro de Concepción necesita mirar con atención este cambio de paradigma. Recordemos, que el centro de Concepción es recorrido a diario por cientos de miles de personas que lo hacen a pie. Tal vez aún estamos a tiempo de consultar a la ciudadanía de Concepción qué desean priorizar: más estacionamientos en las calles, o más espacios públicos para los peatones. Estoy seguro que la respuesta no sólo ayudará a la democracia urbana, sino también a la construcción de una ciudad más humana.


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