La primera mesa redonda ministerial de alto nivel que compara resultados versus medidas implementadas antes de 2030, tuvo lugar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP27. Ésta es una instancia que se creó para monitorear, refinar metas y ajustar la dirección y énfasis de las medidas de mitigación que se están implementando.
La mesa partió con un informe calificado como crudo de ONU Cambio Climático. Según el informe, el mundo está muy lejos de mantenerse por debajo de los objetivos de temperatura del Acuerdo de París. Al parecer, la curva de las emisiones de gases de efecto invernadero está decayendo, pero los esfuerzos siguen siendo insuficientes todavía para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C. Se hace por esa razón “un llamado colectivo para aumentar urgentemente la acción y el apoyo climático, se requieren acciones mucho más ambiciosas ahora”.
Se espera así que la COP 27 se constituya en un hito de la acción climática, una instancia que motive el aumento de la ambición y la implementación urgente de medidas en a lo menos cuatro áreas prioritarias: mitigación, adaptación, pérdidas y daños, y finanzas, junto con “avanzar en la transformación masiva que debe tener lugar en todos los sectores de la sociedad para abordar la emergencia climática”; contexto en que las estrategias Net Zero de todo tipo cobrarán, probablemente, una mayor importancia.
La pregunta es: ¿Qué tan ambiciosas pueden ser estas nuevas metas y medidas para un país como Chile?, esto es algo que debemos observar con actitud crítica. En el sector de la edificación, en particular de edificación de viviendas en Chile y en otros países en vías de desarrollo, se está postulando cada vez más alcanzar los estándares de Net Zero Energía y Net Zero Emisiones casi como condición ineludible, incluso antes de la frontera 2050, que es la referencia de más largo plazo que se maneja actualmente para fijar metas. Algo sin duda muy ambicioso, tecnológicamente posible pero lejos todavía de ser considerada una meta realista para nosotros. Chile debe privilegiar el principio de costo eficiencia, cero energías, cero emisiones es ideal, pero no necesariamente óptimo, las soluciones deben ser viables técnicamente pero además viables económicamente, una condición básica de mercado en realidad. Es fundamental evitar la introducción acrítica de medidas, estándares, métodos y herramientas; éstas deben ser concebidas y/o adaptadas a condición local y teniendo presentes las lecciones aprendidas sobre estas materias en Chile.
Llama la atención además el foco de las preocupaciones en estos momentos, en que deberíamos estar dedicando muchos mayores esfuerzos a alcanzar el estándar Zero Post Venta, algo que CITEC UBB ha venido sosteniendo desde hace más de una década. Reducir el alto nivel de fallas y defectos es una necesidad básica no superada todavía en Chile, que cobra especial relevancia en la situación de emergencia habitacional en la que nos encontramos.
Finalmente, las emisiones de GEI del sector edificio y del sector energético en general, al 2035, 2050 u otro año, deberán ser siempre coherentes con los límites definidos por la ciencia y con la correspondiente meta nacional de reducción, promoviendo siempre medidas de mitigación costo efectivas, como bien plantea la estrategia Energía 2050 de Chile, mucho más realista y responsable.